miércoles, 2 de noviembre de 2011

"Olvidando ciertamente lo que queda atrás y extendiéndome a adelante, prosigo a la meta..." (Filipenses 4:7)

Me encuentro sentado en una de las bancas del campus de la Universidad Adventista de Chile. El estar aquí me trae muchos recuerdos. Creo que ninguno de ellos malo, o al menos en este instante no los recuerdo.

Bueno, hay gente que realmente le cuesta dejar las cosas atrás, las malas y las buenas también. Viven del pasado.

Vivir del pasado no es muy saludable, hace daño al corazón, porque afecta el presente y por ende también el futuro.

Hay muchos que viven colgados de sus recuerdos, como un murciélago se cuelga al revés para poder dormir.

No me equivoco al pensar que vivir del pasado daña, y daña profundamente.

Recordar hace bien, pero vivir de ello es simplemente una locura existencial. Porque no deja que nos desarrollemos en plenitud con las cosas que nos ocurren hoy y proyectarnos así desde el hoy hacia el mañana, no del ayer (entendiste el trabalenguas?).

Te explico: Te ocurrió algo lindo en este día? A mi si. Sin embargo, si me aferro a mi pasado aquí en la universidad, por mas lindo o trágico que sea ese pasado,  me será imposible disfrutar de lo que Dios me regala hoy y aún menos de lo que tiene preparado para mi mañana.

Abre tus ojos y deja de ver hacia atrás. Tienes un sinnúmero de cosas bellas que Dios te ofrece en este instante, a lo mejor esta meditación es una de ellas.

Olvida tu pasado y vive tu presente con Dios. Quieres? Solo así llegaras a la meta!!!

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