domingo, 6 de noviembre de 2011

"Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno..." (Juan 8:11).

Hay algo que nos acompaña desde bastante pequeños: Es la culpa. Lo peor es que a la vez que crecemos se va haciendo cada vez más grande y pesada, igual que la "guata".


La "guata" (el estomago) en los hombre crece en forma de manzana. En las mujeres crece en forma de pera. Te has dado cuenta de ello?
A través de los años va creciendo el volumen de nuestro estomago, pero eso no es nada, lo peor, es la culpa que nos acarrea esto y diría, muchas cosas más significantes en nuestras vidas.


El sentido de culpa es un sentimiento muy grande en el corazón humano. Paraliza toda la vida. En cada actividad que realizamos nos acompaña. 


Todos tenemos sentimientos de culpa, por una u otra cosa. Algunas personas lo tienen mas desarrollado. Por su formación, su crianza o simplemente algo que marco sus vidas.


Esto destruye las vidas, haciendolas tristes, miserables y sin mucho sentido. La culpa destruye el corazón. Hace una tarea muy silenciosa que va apagando la vida poco a poco.


A veces la culpa es buena, cuando es por nuestros propios pecados, pero solo en algún sentido. Es buena, porque nos acerca a Dios, y Dios QUIERE ELIMINARLA!!! Pero en si misma, es muy destructiva.


Sabes, como la culpa hace tanto daño, Dios quiere arrancarla de raíz de tu corazón.


La culpa te a acercado a Dios, bien! Ahora debes aceptar que Dios es poderoso y suficiente, para sacarla de ti y hacer un hombre, una mujer nueva en Jesús.


Eso si, no vayas a confundir las cosas. No es tarea de Dios sacar tu "guata" de manzana o de pera. Esa es "pega" (trabajo) tuya. Dios tiene algo mucho mas trascendente que hacer contigo.


Hoy Jesús no te condena. Entiendes esto? Quita tu culpa para que vuelva esa paz tan esquiva a tu corazoncito que Él ama tanto.


Jesús es suficiente hoy para quitar toda tu culpa de raíz, lo crees así? Acéptalo!!!